Salacia (mitología)

divinidad romana del agua salada, esposa de Neptuno

Salacia, en la antigua mitología romana, era la divinidad femenina del mar, venerada como la diosa del agua salada que presidía las profundidades del océano.[1]Neptuno era su consorte.[2]Varrón también insinúa que Salacia era la consorte de Neptuno[3]​ y Séneca, Agustín y Servio lo afirman rotundamente. Se la identifica con la diosa griega Anfitrite, consorte de Poseidón.[4][5]

Salacia

Estatua de Anfitrite-Salacia, por Yves Collet (1822).
Sexofemenino
CónyugeNeptuno
HijosTritón
Neptuno y Salacia en un mosaico, Herculano, siglo I
Neptuno y Anfitrite de Sebastiano Ricci, c. 1690

Descripción

El dios Neptuno quería casarse con Salacia, pero ella estaba muy intimidada por su distinguido pretendiente, y para preservar su virginidad, con gracia y celeridad consiguió deslizarse fuera de su vista, y se escondió de él en el océano Atlántico. Neptuno, afligido, envió un delfín en su busca para persuadir a la bella ninfa de que regresara y compartiera su trono. Salacia entonces aceptó casarse con Neptuno y el rey de las profundidades se alegró tanto de la buena nueva que el delfín obtuvo un lugar en los cielos, donde ahora forma la conocida constelación Delphinus.

Salacia era la personificación del aspecto tranquilo y soleado del mar.[6]​ Derivado del latín sāl, que significa "sal", su nombre denota el mar extenso y abierto.[7]

Salacia dio a Neptuno tres hijos, el más célebre de los cuales fue Tritón,[8][9]​ cuyo cuerpo era mitad hombre y mitad pez.

Aulo Gelio, en sus Noches áticas 13.23,[10]​ señala que los sacerdotes romanos invocaban atributos específicos de varios dioses, "maia Volcani, Salacia Neptuni, hora Quirini, nerio Martis". Forsythe señala que Salacia Neptuni significa la "efervescencia de Neptuno".[11]

Para Dumézil, "las dos entidades femeninas asociadas a Neptuno: Salacia y Venilia, expresan dos aspectos, dominios o modos de acción del dios. Salacia puede representar el curso del agua que salta, rebotante, posiblemente rebelde y peligrosa, y Venilia, el curso del agua tranquila y dócil".[12]​ A ella y a Venilia, que personificaba, de otra forma, el agua que llegaba hasta la orilla también se les llama las paredras de Neptuno.

A veces, como Salachia, también se la conoce como diosa de los manantiales,[13]​ gobernando sobre los manantiales de aguas altamente mineralizadas.

Representación

Salacia es representada como una bella ninfa, coronada de algas, y entronizada junto a Neptuno o conduciendo con él un carro de conchas de perlas tirado por delfines, caballos marinos (hipocampos) u otras criaturas fabulosas de las profundidades, y atendida por tritones y nereidas.[14]​ Está vestida con ropas de reina y lleva redes en el pelo.[15]

Esta simbolización de los peces de Salacia también es una característica de Afrodita o Venus.

Leyenda de Salacia y la ciudad de Alcácer do Sal

Alcácer do Sal, Portugal.

Cuenta la leyenda que en el siglo I a. C., una expedición de bárbaros piratas llegó desde el norte de África para atacar algunas zonas costeras de lo que hoy es Portugal. Además de saquear, mataban, incendiaban y cometían todo tipo de actos vandálicos.[16]

Entraron en Setúbal por el estuario del río Sado y se dirigieron a una hermosa ciudad que estaba en lo alto de una colina, donde saquearon, destruyeron y huyeron.

El pueblo, ya romanizado, sublevado y entristecido, hizo los más diversos votos por la muerte de aquellos piratas. Se invocó a Salacia, reina de los mares, mediante votos, tablas, sacrificios... Se hizo la promesa de construir el templo de Salacia en estas tierras si el pueblo fuese escuchado. Pero, al entrar en el océano, se desató una gran tormenta y los barcos piratas fueron completamente destruidos, sin que probablemente se salvara nadie, quedando los grandes tesoros en el fondo del mar. El templo se habría erigido, honrando a la diosa con el nombre de esta ciudad.[17]

Honores

El objeto transneptuniano (120347) Salacia lleva este nombre en su honor.

Véase también

Referencias