Nueva retórica

La nueva retórica es un campo interdisciplinario[1]​ que aborda la ampliación del canon retórico clásico.[2][3]

Visión general

La nueva retórica es el resultado de varios esfuerzos por recuperar la retórica de condición marginal[1]​ obtenida por su imagen y 'connotaciones negativas' de «mentiras políticas, inventos corporativos, la larga lista de términos griegos y romanos para patrones de expresión que nadie usa conscientemente, la prosa púrpura, los esquemas banales de organización, las reproducciones sin imaginación de sandeces y demás»,[4]​ si no para devolverlo al lugar que antes ocupaba de disciplina «asociada con el prestigio social e intelectual», para devolverlo al menos al nivel de otros campos contemporáneos en los estudios sociales, culturales y lingüísticos. De forma notoria, el campo surgió tras el trabajo de Chaïm Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca en su libro The New Rhetoric (1969)[5]​ pero tanto la noción como la idea de la necesidad de retórica «nueva», diferente a la «antigua» puede marcarse en las obras de Kenneth Burke - A Rhetoric of Motives (1950) y Rhetoric - Old and New (1967).[6]

Lo que ayudó al surgimiento de una nueva retórica fueron las ideas del estado epistémico de la retórica, la noción de un núcleo retórico claramente definible.[1]​ El filósofo polaco Mieczysław Maneli intentó aplicar la nueva retórica como filosofía social en su libro de 1994 La nueva retórica de Perelman como filosofía y metodología para el próximo siglo.[7]​ Maneli escribió: «La nueva retórica es el humanismo moderno. La lucha por el humanismo nunca termina. Las características más esenciales para un enfoque humanista de la vida son: a los individuos se les debe dar la oportunidad de desarrollar sus talentos y energías personales, deberían ser capaces de ser creativos y ser felices... Su esencia y valor es la creatividad y la autodeterminación... Una vez que la nueva retórica tomó como su propuesta básica que nada es absolutamente bueno o sagrado salvo la dignidad humana, uno debe buscar constantemente nuevos valores, mejores formas y modos de vida. Hay tres áreas específicas que son especialmente importantes para el humanismo moderno: la justicia social e individual, la libertad de la opresión con una verdadera oportunidad de una vida digna; y tolerancia y privacidad».[8]

La nueva retórica intenta conservar el campo original, pero también tiene una relación tensa con esta.[1]​ Por ejemplo, la nueva retórica intenta romper con el análisis formalista y logocéntrico (es decir patriarcado) neoaristotélico a favor de la interacción entre texto y contexto, pero según DeGenaro no logra ubicarse fuera de la tradición «occidental-patriarcal» al ser incapaz de partir de «los orígenes elitistas y los ámbitos de estudio»[3]​ a una diversidad de voces, temas, etc. Esto probablemente convierta a la nueva retórica en un terreno para la retórica postmoderna[9]​ que «pone en tela de juicio las identidades del hablante, la audiencia y los mensajes que se pasan entre ellos»[10]​ al evaluar la filosofía intersubjetiva[11]​ por la idea inherentemente aceptada en la filosofía posmoderna de que «las diferencias no pueden superarse, a la manera hegeliana, suprimiéndolas bajo una síntesis de orden mayor, sino que deben mermarse o anularse a medida que se afrontan»[12]

Referencias